Las mujeres siempre han tenido un rol importante dentro del sector de la agroalimentación. No obstante, en pleno siglo XXI, sigue siendo invisibilizado este rol en un sector que además está completamente masculinizado y que también se enfrenta al envejecimiento de la población rural. Pero en medio de todas las crisis posibles, llegan nuevos tiempos y un plan de recuperación económica del actual gobierno español que presta especial atención a la agenda rural. Atención y fondos económicos, quizá la combinación perfecta junto a la innovación social para impulsar la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres dentro del sector.
La mano que mece la cuna es la mano que mueve el mundo, reza un poema del estadounidense William Ross Wallace. Aun así en el sector de la agroalimentación las mujeres continúan teniéndolo muy complicado para hallarse en un plano de igualdad con los hombres. Una realidad no solo de España, también de los países de la región MENA (Middle East and North Africa, Medio Oriente y norte de África) y el sur de Europa, que muestran una tendencia común en términos de bajo empoderamiento de las mujeres y baja participación en la fuerza laboral. Esto se debe a factores socioeconómicos y al hecho de que el crecimiento en este sector no ha sido inclusivo. La radiografía se repite en países como Palestina, Italia, Túnez... Y es que las mujeres siguen ocupando en mayor porcentaje posiciones inferiores en la jerarquía laboral, padecen estereotipos sexistas en la asignación de trabajos y afrontan todo ello con una casi inexistente sensibilización sobre esta situación.
Cuando hablamos del sector de la agroalimentación, hablamos también de una tasa de empleo femenina del 23,3 %, frente a la masculina del 72,3 %. Esto implica una brecha laboral de género de 23,3 puntos a favor de los hombres, según datos del Ministerio de Medio Ambiente. Por otra parte, si abordamos el trabajo por cuenta propia en el medio rural, el 76,2 % está desempeñado por hombres y el 23,8% por mujeres. Además, otro factor que revela esa desigualdad son los tipos de contrato. Es mayor el porcentaje de mujeres con un contrato temporal o un contrato fijo-discontinuo. Y a esas categorías feminizadas hemos de sumar la ausencia de contratos, situación que se da cuando las mujeres “ayudan a sus familias” en el medio rural.
Así, son muchas las tareas pendientes para lograr la igualdad dentro del sector agro, una cuestión, como en el resto de ámbitos económicos, de derechos humanos. Además, como recoge la Estrategia Europea para la Igualdad, ese equilibrio entre géneros es esencial “para lograr un crecimiento inteligente y sostenible”.
¿Es posible una España verde y sin brecha de género?
Y en este escenario de desigualdad, llegó la crisis provocada por la COVID-19 que ha modificado el escenario económico a nivel global. Y al mismo tiempo, ha colocado al sector de la agroalimentación en una posición estelar, al evidenciarse como un sector imprescindible para el desarrollo.
Para hacer frente a la crisis económica y social, en 2020 el gobierno español presentó el “Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la Economía Española”, inspirado en la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Un plan que plantea como imprescindible “la inversión verde” y la transformación digital de diversos sectores como el agroalimentario. Y un plan que hace referencia a las mujeres como las más afectadas por la crisis provocada por la pandemia. Por ello apunta como “imprescindible invertir fondos públicos que mejoren la sostenibilidad ambiental y la inclusión”.
Los fondos europeos invertidos en este plan movilizarán alrededor de 72.000 millones de euros en los próximos tres años (2021-2023). Y muy importante, la Agenda Urbana y Rural cuenta con el 16 % de estos fondos. Alrededor de 11.500 millones de euros se utilizarán en esta agenda que tiene, entre otros objetivos, frenar la despoblación y fomentar el desarrollo de la agricultura.
El emprendimiento social: una herramienta alternativa para fomentar la igualdad en el medio rural
Parece que por fin España sigue la estela marcada por la Unión Europea y apuesta en firme por una política verde y por políticas que promuevan la igualdad en el sector. En este contexto favorable, el emprendimiento social debería tener un peso importante. La discriminación y la precaridad laboral de las mujeres en el medio rural hacen necesaria la generación de fórmulas nuevas que promuevan la igualdad en el sector. Y el uso de herramientas alternativas como el emprendimiento pueden ser la clave para empoderar a las mujeres. Un empoderamiento que en términos políticos significa “modificar las pautas que coartan la vida personal y colectiva al crear condiciones para eliminar los poderes personales y sociales que oprimen a las mujeres”, tal y como señala Marcela Lagarde, política y antropóloga mexicana.
En esta línea y con estos objetivos, Jovesólides ha iniciado este fin de semana ‘Semillas’, una formación de 640 horas en materia de innovación social y agroecología. Un total de 35 mujeres diversas participan. El fin último: estimular su empleabilidad en el sector agroalimentario y también su espíritu empresarial.
Esta formación se realiza en el marco del proyecto europeo InnovAgroWomed. Para seguir toda la actualidad del proyecto, financiado por la Unión Europea, a través del programa ENI CBC Med, sigue en redes sociales el hashtag #InnovAgroWomed.