En septiembre de 2015 Laura Palacios se fue a Bulgaria para obtener una nueva experiencia a través de los programas Erasmus Plus. Actualmente está haciendo su voluntariado europeo y ahora comparte su experiencia con nosotros mostrando lo encantada que está.
¡Hola! Soy Laura, tengo 22 años y vengo de Burgos. En julio terminé el Grado en Psicología en la Universidad de Salamanca y me sentía muy perdida. ¡No tenía ni idea acerca de qué hacer en septiembre! Como había estado, dos años atrás, de Erasmus en Bruselas, conocía lo que supone viajar por el mundo y conocer gente de otros países. Tenía claro que quería repetir una experiencia similar. Entonces me puse a buscar como loca. Becas en el extranjero, oportunidades de voluntariado… Había varias opciones, pero la mejor, sin lugar a dudas, era el SVE (Servicio Voluntario Europeo). La oportunidad de embarcarse en un proyecto de voluntariado en otro lugar de Europa, de estar en contacto con tantas personas de otras culturas diferentes, de poder ayudar a los demás y de, además, recibir por ello una pequeña remuneración cada mes, sonaba como un sueño.
Y aquí me encuentro, en Bulgaria, sin haberlo llegado a imaginar nunca. Ahora tengo un espacio de tiempo para reflexionar acerca de lo que quiero hacer en un futuro y, por supuesto, estoy en el momento y en el lugar ideal para disfrutar y aprender al máximo.
Mi proyecto consiste en la inclusión de adolescentes y niños en riesgo de exclusión social. Jóvenes que no tienen padres o han sido víctimas de la violencia doméstica. Nuestro trabajo consiste en realizar actividades con ellos, bien sea en los centros donde viven o fuera de ellos. Pero somos polivalentes. También hemos trabajado vendiendo té en un Festival Solidario, promoviendo el EVS en institutos y ahora estamos reconstruyendo la Social Tea House, un espacio alternativo que ofrece la oportunidad de desarrollarse profesional y personalmente a estos jóvenes procedentes de ambientes difíciles. Cortar madera, poner clavos y pintar paredes están siendo las últimas tareas de esta semana. ¡Quién me lo iba a decir!
Por el momento la experiencia EVS está siendo muy enriquecedora. En primer lugar, para conocerme a mí misma. Tengo tiempo para comprender mejor mis emociones y mis ilusiones, para leer, para escribir, para pasear por el mar (tengo la suerte de vivir en Varna, una agradable ciudad situada en el Mar Negro) y para aprender inglés. Al principio me resultaba complicado comunicarme porque no lo hablaba muy bien, pero una vez me di cuenta que lo importante es no tener miedo al ridículo y lanzarse, ¡he aprendido un montón! Además, estoy conociendo a muchísima gente de toda Europa, aprendiendo de ellos y disfrutando de su compañía. Y, por supuesto, viajando siempre que puedo. Estos meses he conocido distintos lugares de Bulgaria y también he viajado por Turquía y Grecia. ¡Qué países tan preciosos!
Recomiendo hacer a todo el mundo el EVS. ¡De verdad! A aquellos que tengáis alguna duda, simplemente no lo penséis demasiado y ¡saltad, atreveros a dar el paso! Al principio yo también estaba muy indecisa y no sabía qué hacer, pero ahora estoy convencida de que venir aquí ha sido la mejor decisión que podía haber tomado. Viajar, ayudar a quienes lo necesitan, crecer como personas, aprender de los demás, divertirse, reflexionar sobre lo que somos y sobre lo que queremos ser. ¿Qué más se puede pedir?
Más testimonios puedes encontrar aquí. Si estas interesado/a en Servicio Voluntariado Europeo, te informamos desde evs@jovesolides.org.