Aquí os presentamos a Marta Cuesta, una joven entusiasta y alegre que regresó hace unas semanas de Italia después de realizar su Servicio de Voluntariado Europeo. Una oportunidad que, a pesar de lo complicado que puede ser vivir fuera de casa, enfrentar cosas diferentes, también ha sido ocasión para aprender, conocer, descubrir y crecer un poco más como persona. Marta ha sido una chica muy activa y con ganas de aprender, y ha encontrado en el Voluntariado Europeo una experiencia que seguro no olvidará. Aquí os compartimos su testimonio en el que valora este recorrido.
Me llamo Marta y hace apenas un mes llegue de Verona, la ciudad de Romeo y Julieta. Allí he estado como voluntaria en una organización medio ambiental durante 8 meses.
Tenía como ventaja que ya conocía la lengua del país por que anteriormente había realizado la beca Erasmus en Roma pero era un reto personal para mi por que por primera vez iba a estar tanto tiempo fuera de casa y sola. Me acuerdo perfectamente los nervios que tenia la noche anterior y como en mi cabeza imaginaba el viaje y el encuentro con mi organización de acogida y la otra voluntaria, Lucie, que me acompañaría en esta experiencia.
Los primeros días andaba como loca por la ciudad, intentando memorizar las calles para no perderme. No paraba de llover y la humedad se me calaba en los huesos cada vez que salia de casa. Una valenciana no esta acostumbrada a ese clima. xD
Enseguida empezamos el curso de Italiano que nuestra organización nos ofrecía. Al principio hablaba en inglés con Lucie y el resto de compañeros pero al mes ya todo era en Italiano. Luego vino la formación de llegada que fue de lo mejor por que pude conocer a otros voluntarios europeos y comparar las experiencias. Hice muy buenas amistades esa semana que hoy en día aun mantengo.
Durante el voluntariado ayudaba a mi organización a realizar trekkings históricos y naturales sobre la ciudad de Verona, íbamos por las escuelas de primaria y secundaria para dar charlas sobre educación ambiental a los niños y niñas y tres veces por semana ayudábamos a la limpieza y jardinería del Parco delle Mura, un parque precioso patrimonio de la humanidad que los ciudadanos tenían olvidado. El verano pude realizar un campo de verano con niños de entre 12 y 14 años en una casa en las montañas, cerca del Lago di Garda y los fines de semana organizábamos conciertos de música en una iglesia pequeña del centro de la ciudad para recaudar fondos y restaurarla.
Tengo que ser sincera, pase algunos momentos duros y altibajos pero esta experiencia me ha hecho aprender mucho en todos los sentidos. He descubierto una parte de mi que no conocía. Soy una persona más fuerte, independiente y que valora más las cosas buenas de la vida. He vivido en una cultura diferente, perfeccionado mi italiano, saboreado platos y vinos exquisitos y sobre todo he conocido gente maravillosa que nunca olvidaré.
Quería agradecer a Jovesolides su ayuda y su buena forma de trabajar. Siempre me han ayudado cuando les he necesitado y han sido de gran apoyo. Recomiendo a todos los jóvenes que realicen un SVE por que creo que es una gran oportunidad para crecer como personas y aprender.
Y me despido con un dicho italiano que aprendí allí que dice:
"Impara in gioventù, e saprai in vecchiaia"
Marta Cuesta García
Voluntaria Europea en Verona (Italia).