¿Cuál fue el motivo por el que decidiste hacer voluntariado europeo?
Siempre he querido que mis acciones y trabajo tuvieran un impacto social y no solo económico, por lo que a los 21 años decidí hacer mi primer voluntariado internacional. Además, entablar conversaciones y relaciones con personas de distintas partes del mundo, que hablan distintos idiomas y con distinta cultura, creo que es de las cosas que más me han aportado en la vida. Así que cuando terminé la carrera decidí dedicar un año a ser voluntaria en un centro juvenil en Letonia, un país europeo pero lejano y diferente.
¿Cómo conociste las oportunidades del voluntariado europeo?
Busqué en Internet oportunidades de voluntariado internacional y di con la oficina de Eurodesk en Madrid, dónde fui a informarme. Me informaron sobre el Cuerpo Europeo de Solidaridad y otros programas de voluntariado, aunque mi primer voluntariado lo conocí por una charla en la Escuela Oficial de Idiomas.
Cuando viviste tu primera experiencia como voluntaria europea, ¿se cumplieron tus expectativas? ¿Fue lo que esperabas?
Al principio tenía unas expectativas que no encajaron con lo que me encontré. Expectativas basadas en mis otras experiencias de voluntariado, en las que conviví con un grupo de 16 personas, aquí me encontré sola conviviendo con otro chico de Georgia. Y al principio nuestras culturas tan diferentes chocaron mucho. Aprendí de él la tolerancia y el entendimiento de las diferentes procedencias y creencias.
Por otra parte, Letonia en invierno es un país frío, poco poblado y la gente no hace mucha vida social. Yo como española, acostumbrada a verme con mucha gente y hacer vida social en la calle, al principio me encontré sola y un poco aburrida. Con el tiempo fui conociendo gente afín a mí de la que guardo los mejores recuerdos y con la que espero seguir compartiendo. Más adelante el tiempo empezó a mejorar y pude explorar el país. Paisajes, la confianza en el otro, ayuda al prójimo, las estaciones marcadas, el lugar con los atardeceres más hermosos, los días más largos, los lagos en calma... Así que, finalmente sí, fue distinto a lo que yo esperaba, pero fue mucho mejor. Aprendí a estar sola, a conocerme y a vivir la vida de forma más tranquila y humilde. En definitiva, a agradecer y vivir el presente.
¿Hubo algún aspecto o situación durante tu experiencia como voluntaria que no volverías a repetir? ¿Alguna cuestión que no te gustó o no fue como esperabas?
Antes de ir creía que iban a darme unas directrices del trabajo que tenía que realizar como voluntaria. Cuando llegué me encontré con que mi función allí era emprender mis propias ideas y actividades. Me hubiese gustado un poco más de información antes de ir para llevar alguna idea. No obstante, esto me sirvió para aprender a emprender, a ser creativa y a llevar a cabo mis propios proyectos.
Desde tu punto de vista, ¿cuáles son las características más importantes que debe tener una persona que quiera hacer voluntariado europeo?
Creo que tiene que ser una persona flexible, que se adapte bien a los cambios y que sepa resolver conflictos y problemas. Va a encontrarse con personas y situaciones muy diferentes que le harán crecer. Otra característica importante creo que es la curiosidad por conocer y conocerse, la inquietud por mejorar y por ayudar a tu entorno social. Aportar quien tu eres al mundo y ayudar a las personas a vivir la vida un poquito mejor.