La juventud es uno de los colectivos más afectados por la pandemia. Las medidas de confinamiento han impactado sobre la realidad del mercado laboral juvenil que antes de la llegada del virus ya adolecía de una crónica precariedad. Aumenta el paro y aumenta la vulnerabilidad del colectivo de jóvenes que observa su futuro con creciente preocupación. ¿Cómo se enfrentan a los retos de la ‘nueva normalidad’? ¿Alguna posible solución?
La juventud se halla en una situación de máxima inseguridad, a esta conclusión ha llegado el informe ‘Juventud en riesgo: análisis de las consecuencias socioeconómicas de la COVID-19 sobre la población joven en España’, el primero de varios informes que va a publicar el Instituto de la Juventud (INJUVE).
El informe analiza cómo la emergencia sanitaria ha afectado y puede afectar a medio, largo plazo la situación laboral, y por tanto, la situación económica y social del colectivo, en concreto de los y las jóvenes de 16 a 29 años de España.
En abril había un 33,3% más de personas jóvenes en paro y un 82,4% más como demandantes de empleo. Además, la tasa de paro de la población joven en España se situó en el 25,2% durante las primeras semanas del estado de alarma, registrando un incremento trimestral más de dos veces superior al registrado entre la población de 30 a 64 años.
La protección ante los ERTE ha sido una medida positiva para las personas jóvenes como para otros colectivos. No obstante, el informe del INJUVE señala que un 41% de los y las jóvenes acogidos a un ERTE, aunque mantienen su relación con la empresa, enfrentan un riesgo específico de engrosar las filas del paro si ésta no ha recuperado su plena actividad una vez terminado el estado de alarma.
En la actualidad, de los 330.000 puestos de trabajo de menores de 30 años, destruidos en marzo y abril, solo se han recuperado 57.000 empleos, un 17%, según datos del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.
El paro juvenil no es algo nuevo. El emprendimiento social puede ser la solución.
España, antes de llegar el virus, ya mantenía, durante los últimos años, una de las tasas de paro juvenil más altas de la Unión Europea. Según datos de Eurostat, la tasa de desempleo para menores de 25 años es del 33,2%. Además, entre 2010 y 2018 el salario medio descendió para los y las jóvenes de entre 16 y 24 años, según los datos del Instituto Nacional de Estadística. Razones, todas ellas, por las que muchos jóvenes emprendieron el vuelo hacia otros países en un intento por mejorar su situación laboral.
Aunque España no es el único país con esta situación. Según un informe de la Organización Internacional del Trabajo, uno de cada seis jóvenes ha perdido su empleo por la crisis del coronavirus.
Con este escenario, ¿existe alguna posibilidad de enfrentar este problema que se pinta como estructural y permanente en nuestra sociedad? Quizá el Emprendimiento social sea una alternativa de empleo para los y las jóvenes, una alternativa que además de poder permitir su éxito profesional, pueda también tener un efecto positivo sobre el entorno.
El Emprendimiento Social se ha instaurado como una de las áreas más innovadoras de la actividad económica y social de Europa. Y en los últimos años en España también ha habido un crecimiento de este tipo de iniciativas, aunque todavía queda mucho camino para que sea un sector competente.
Por ello, Jovesólides apoya y estimula la promoción de nuevas iniciativas de Emprendimiento social a través de la formación, la motivación y el acompañamiento. Y mantiene una especial atención hacia los colectivos más vulnerables, como es el caso del colectivo joven.
Así, durante los últimos meses, la entidad ha desarrollado el programa ‘Generación talento’, un proyecto dirigido a mejorar la empleabilidad y la inserción laboral de las personas jóvenes a través del Emprendimiento social.
Los y las jóvenes que han participado en el laboratorio de ‘Generación talento’, acaban su formación aumentado sus habilidades creativas y su pensamiento crítico. También fortalecen su autoestima y autoconocimiento para atraer oportunidades. Y descubren cómo pueden generar oportunidades de trabajo, a través de iniciativas que aporten un impacto positivo, sobre todo, muy necesario en el escenario actual, provocado por la COVID-19.