Ha llegado la hora de compartir con vosotros la experiencia de Adam Gawron, un voluntario europeo de Polonia que ya hace medio año está apoyando las iniciativas de Jovesolides. Apasionado del aprendizaje colaborativo, en terreno y de comunicación, Adam siempre está aportando ideas y una actitud muy positiva. Aquí van algunas de sus reflexiones sobre su experiencia en el equipo Jovesolides.
Hacía tiempo que buscaba dar una vuelta a mi vida. A pesar de estar ya emancipado, viviendo por mi cuenta y trabajando, no me dejaba en paz la inquietud y ganas que tenía de empezar, por fin, a trabajar de verdad, a tiempo completo, en el sector social. Llegado a los 30, ya no quería hacer cualquier cosa para salir adelante económicamente. Mi último trabajo, en una gran multinacional de externalización de servicios, me hizo ver con más claridad que aquel no era el camino. Habiendo renunciado al trabajo, me quedé sin medios económicos. Ése fue el impulso que necesitaba para ponerme las pilas y buscar otros proyectos.
Jovesolides me pareció uno de los mejores, a primera vista por la imagen de dinamismo y espíritu juvenil que transmitía. Pero la imagen no era lo único que me hizo apostar por la entidad, fue sobre todo las áreas de su trabajo e intervención: innovación y emprendimiento social, e-inclusión, así como la cooperación y codesarrollo, todas de gran relevancia social en la actualidad.
Empecé mi experiencia a mediados de febrero de este año, aterrizando en la bella ciudad de Valencia, la tercera de España en términos de población. El proyecto en el que participo y la entidad en sí están ubicados en el periférico barrio de su área metropolitana, La Coma. Siendo un barrio humilde, habitado en gran parte por personas de etnia gitana, La Coma ha sido objeto de intervenciones de diversas administraciones públicas y asociaciones, entre ellas Jovesolides. Dichas intervenciones por objetivo tienen regenerar el barrio y su comunidad. ¡Qué sitio mejor para mí, que soy licenciado en Ciencias Políticas y máster en Diseño Urbano! Hasta ahora he podido participar y crecer profesionalmente en varias áreas de apoyo, sobre todo en los temas de comunicación (redes sociales, página web), apoyo a proyectos (InnovaT, YounGO, etc.), así como en el trabajo e intervención comunitaria a través de la inclusión digital, llamada también e-inclusión (E-spai La Coma, Internet Segura, Mayores Movilizados).
ESPAI La Coma es el lugar donde más tiempo pasamos los voluntarios. Siendo lugar donde ayudamos a la gente en situación de riesgo y/o situación de exclusión social a utilizar las TIC’s (Tecnologías de Información y Comunicación) es a la vez un espacio comunitario de convivencia, un lugar de confluencia de personas de diversas razas, culturas y actitudes. Atender a sus usuarios no es todo. No es un ciber más. Nos esforzamos por darles formación en diversas habilidades, tales como manejo de firma digital, inglés o coaching y búsqueda activa de empleo. También hacemos diversas actividades socioculturales, involucrando a la gente en su organización. Un buen ejemplo fue la fiesta de clausura de los cursos.
Todo eso, junto con la posibilidad de convivir y trabajar con las personas de orígenes y culturas diferentes me ha hecho reafirmar mi valía como profesional del sector social y sentirme por fin suficientemente cualificado como para seguir este camino.
He de decir a todas aquellas personas que estén interesadas en el programa del SVE, que no se detengan y lo intenten. Es una buena oportunidad de crecer, aprender y, en definitiva, madurar y ser mejor persona. Eso sí, no todo es fácil y tienen que tener en cuenta que, como cada trabajo con y para personas, conlleva esfuerzo y a veces se pueden frustrar en el desempeño de sus tareas, especialmente si trabajan con la comunidad en exclusión social. Pero, ¿es posible aprender sin afrontar retos?
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Si estas interesado/a en el Servicio Voluntario Europeo, te informamos desde evs@jovesolides.org